Temas de Produción en Galicia

TERCEIRA ÉPOCA

26 mayo 2008

Galicia se gasta el doble de los fondos que recibe en comprar productos fuera

Un estudio de la Xunta revela que la globalización está dañando a la industria

Galicia se gasta el doble de los fondos de solidaridad que recibe del Estado y la Unión Europea en comprar productos al exterior, especialmente a otras autonomías españolas. El déficit comercial de Galicia con el exterior ya ha superado los 8.700 millones de euros, es decir, un 15,7% de su Producto Interior Bruto (PIB) convirtiéndose en uno de los más elevados de todas las regiones de la Unión Europea. Dicho de otro modo, Galicia no está invirtiendo los fondos que recibe en generar industria propia, sino que los vuelve a transferir a la industria foránea.
El análisis de este fenómeno es tratado en un estudio encargado por la Consellería de Economía y titulado Globalización, competencia y deslocalización. El estudio ha sido elaborado por un prestigioso equipo de seis economistas gallegos, coordinados por Albino Prada, y en el que participan Xosé Manuel García, Xan López Facal, Xosé Vázquez Vicente, Manuel Lago y Santiago Lago.

El trabajo muestra que la tendencia es cada vez peor, ya que Galicia no deja de incrementar su déficit comercial con el resto de España y con el extranjero. Los economistas coinciden en que la cada vez mayor dependencia externa revela que Galicia ha encarado mal la globalización. La investigación es muy significativa ya que prueba que el comportamiento de Galicia es muy similar al de las zonas menos prósperas de Europa, es decir, el de utilizar fondos como los procedentes de la financiación autonómica para poder comprar productos a las autonomías que ceden dichos fondos.

El análisis del mal enfoque de la globalización también aparece probado con el bajo nivel de captación de inversión extranjera, que sitúa a Galicia en la parte más baja de las autonomías españolas.

El estudio sobre el impacto de la globalización en Galicia señala como solución la de adoptar esquemas industriales similares a los que han aplicado otros países pequeños, como los escandinavos, Irlanda o Islandia. "Cuanto más pequeño es un país, más necesaria es su opción de especializarse y concentrar su producción en menos sectores", subrayan los investigadores económicos gallegos.

¿En qué debe especializarse Galicia para sacar beneficio de la globalización? "En general, en sectores intensivos en recursos naturales y en industrias de alto contenido tecnológico", recomienda el estudio de la Xunta, indicando que esto es lo que han hecho con éxito global países como Finlandia.

"Un mercado doméstico pequeño como el gallego reclama la necesidad de internacionalizarse selectivamente, entre otras razones porque no vamos a poder disponer del stock de conocimientos necesario para una estructura productiva muy diversificada y, al mismo tiempo, competitiva", argumentan los economistas.

Aunque el libro ya está editado e impreso desde hace algunas semanas, la Xunta ha decidido no divulgarlo hasta ahora, probablemente debido a que supone un tirón de orejas a la política económica e industrial desarrollada en los últimos cuatro años.

El estudio también aborda la raíz del daño que la globalización causa en Galicia, en forma de baja inversión extranjera y alto déficit comercial. Se trata de los bajos indicadores de competitividad. Al comparar los indicadores con la media española o con pequeños países europeos como Irlanda o Dinamarca, Galicia sale perdiendo en todos los ratios: tiene peor tasa de actividad y de ocupación, menor grado de apertura internacional (y con déficit), mayor impuesto de sociedades y las peores tasas de internet, población con estudios secundarios, inversión en I+D+i y registro de patentes. El único apartado en el que aparece Galicia más competitiva es en el incremento de los costes salariales; los salarios están creciendo mucho menos que en el resto de España y la mitad, por ejemplo, que en Irlanda.

El estudio resalta que todos los resultados son los que están provocando procesos de deslocalización en sectores estratégicos (pesca, conservas, textil, madera), aunque también muestra ejemplos a imitar en sectores que están trabajando por la localización industrial y la atracción de inversión extranjera, como es el caso de la automoción o el cultivo de peces.

Sin embargo, los economistas defienden los procesos de deslocalización de industrias gallegas como un método de globalización y competitividad. Lo que sí atacan es la falta de una política que fije en Galicia la producción y exportación de productos de valor añadido ligados a ese mismo tipo de industrias. "La deslocalización es un medio para garantizar el futuro de las empresas", dice el libro.
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